Autoridades de la Iglesia Anglicana de Chile expresaron a través de una carta dirigida a clérigos y laicos lo relevante de participar de manera responsable e informada, en el próximo plebiscito nacional.
A continuación, compartimos de manera íntegra el documento:
A: Clérigos y laicos de la Iglesia Anglicana de Chile. De: Colegio de Obispos
Fecha: 2 de octubre de 2020
Amados hermanos y hermanas:
Gracia y paz de Cristo nuestro Señor.
Con motivo del próximo Plebiscito a realizarse el 25 de octubre de este año, como Obispos queremos entregarles algunas guías que esperamos les servirán tanto en forma personal como congregacional.
1.- Llamado a la Oración: Como cristianos y chilenos estamos llamados a orar por nuestras autoridades para que vivamos “quieta y reposadamente” (LOC). El apóstol Pablo nos exhorta diciendo: “Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, especialmente por los gobernantes y por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna.” (1 Tim.2:1-2 NVI). El clima de violencia, intolerancia, falta de diálogo y entendimiento entre nosotros nos obliga a orar más que nunca para que el proceso que estamos viviendo sea guiado y cuente con la bendición del Señor. Es necesario orar por los tres poderes de la nación: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
2.- Ciudadanos del Reino y de Chile: Todo cristiano tiene doble ciudadanía, la celestial y terrenal. Chile es una República Democrática (Constitución Art.4), esto significa que no podemos ni debemos estar ajenos a lo que acontece en nuestro país. La democracia hace partícipe a todo el pueblo para que emita su opinión y preferencia a través de un voto. Es por esto, que les exhortamos a ir a votar en este Plebiscito, tomando todas las medidas sanitarias debido al COVID-19, y de esta manera participar de la vida y el quehacer nacional. Al mismo tiempo, como ciudadanos del Reino, debemos buscar poner nuestra vista en el Señor y que la manera en que tratemos estos temas de la ciudadanía terrenal no nos lleven a división. El carácter del cristiano es ser pacificador y tener paz con todos.
3.- El destino de nuestro país está en las manos de Dios: Esto nos lleva a confiar en un año de Plebiscito en que el destino de nuestro país está en las manos de Dios cualquiera sea el resultado de la votación. La democracia nos hace sentir que el destino de nuestra nación está en nuestras manos, pero escucha lo que decía el profeta Daniel mientras vivía bajo el gobierno de una autoridad pagana: “Suyos son la sabiduría y el poder. El cambia los tiempos y las épocas, pone y depone reyes.” (Daniel 2:19-20); y el apóstol Pablo también reforzó esta idea en Romanos 13:1.
4.- Votar informados: Les animamos a informarse bien antes de ir a votar. Sepan cuáles son las opciones y cuál, en tu opinión, es la mejor opción para nuestro país. Debes saber los pros y los contras de cada opción. Al momento de votar debes tener presente el bienestar de nuestro país, velar por la sana convivencia y respeto entre nosotros y que los derechos básicos de toda persona sean garantizados ya que somos creados a la imagen de Dios.
5.- Vota pensando en nuestra libertad para la misión: Debemos votar para que Dios nos guíe en generar paz en nuestra tierra. Esto no es por nuestra comodidad como Iglesia, sino para que la Iglesia pueda tener un escenario propicio para la prédica del evangelio. El apóstol dice: «Pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad» (1 Tim. 2:4). Votemos entonces por aquella opción que, de acuerdo a lo que podemos prever, generarían las mejores condiciones de paz y tranquilidad para que -como Iglesia- podamos seguir en nuestra misión de anunciar a Jesús y servir a los vulnerables y necesitados.
6.- Servidores de Dios y de nuestro país: El servicio a Dios y al país se manifiesta participando de su vida ciudadana tal como hemos concluido nuestras reuniones dominicales tantas veces en el pasado: “Salid al mundo en paz; tened buen ánimo; retened firmemente lo bueno; no paguéis a nadie mala por mal; fortaleced a los desanimados; sostened a los débiles; ayudad a los afligidos; honrad a todos; amad y servid al Señor, regocijándose en el poder del Espíritu Santo…” (LOC). Este debe seguir siendo nuestro compromiso hacia Chile independiente qué opción salga electa.
7.- Chile necesita a Dios: No debemos ser ingenuos al pensar que Chile va a cambiar con la actual o una nueva Constitución. Como cristianos sabemos que cuando cambia el corazón de la persona (por obra de Cristo) cambia su vida, esto lleva a un cambio de la familia, y la familia cambia la sociedad. Mantengamos el realismo, no pongamos nuestra confianza en la política sino en el Señor. Si las cosas no resultan como quisiéramos, no nos desesperemos y sepamos que la verdadera paz y justicia llegará el día en que Cristo Vuelva. Por eso oramos: «¡Ven, Señor Jesús!» (Apoc. 22:20).
«¡Dios mío,
tú bendices al pueblo
que te reconoce como Dios!
¡Tú bendices a la nación
que te acepta como dueño!»
(Salmo 33:12 TLA)
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